A cinco años de La Marcha de las Putas.
Los espacios en los que he escrito siempre han sido un colchoncito amoroso el mi vida. A veces para descansar y a veces para brincar. Por eso me llena de placer inaugurar este blog hablando de la acción más maravillosa que nació en otro espacio en el que escribía y al que quise mucho. La Marcha de las Putas.
En los últimos meses he conocido a muchas mujeres, muchas de ellas aguerridas y organizadas en temas de acoso callejero. Y para mi sorpresa, las más jóvenes son tan jóvenes que no está La Marcha de las Putas registrada en sus últimos 5 años de vida feminista. Y creo que es importante que las que no sabían que existió, lo sepan; y que las que sí supimos, la recordemos.
Ayer, 12 de junio, se cumplieron 5 años de que este movimiento mundial llegó a Latinoamérica, siendo México DF la primera entidad en la que ocurrió. El primer lugar en el que se pronunció en español y pasó de ser The SlutWalk, a ser La Marcha de las Putas. Y, por si fuera poco, La Marcha delas Putas más grande que ha ocurrido, juntando, según cifras oficiales, a 5000 personas (la misma cantidad que en Toronto, en donde fue la primera SlutWalk del mundo). Yo en las fotos calculo que éramos más.
Aquí es donde dudo si poner por qué surgió la SlutWalk, porque creo que todo mundo lo sabe, y porque siento que lo he dicho un millón de veces. Mmm. Va rápido:
En abril de 2011, en Toronto, un policía llamado Michael Sanguinetti dijo que la solución para que las mujeres dejaran de ser violadas era que evitaran vestirse como putas. "Women should avoid dressing like sluts", dijo el pendejo. Y lo que pasó fue nomás un movimiento global que consistió principalmente en marchas en contra de la cultura de la violación y de la culpabilización de la víctima (Concepto que se ha trabajado más en inglés con Slut-shaming.)
Y así, el 12 de junio de 2011, llegó La Marcha de las Putas al DF (y a Latinoamérica) a través de una convocatoria no intencional en el espacio que Pájaro Político me brindaba para escribir una vez por semana.
En realidad publiqué una narración de la SlutWalk de Seattle, que @diosadelaweb (que ya abandonó twitter) amablemente escribió para ese espacio mío. Yo sólo escribí una introducción que terminaba con “Alegrémonos porque la gente se mueve, indignémonos porque esta movilización es necesaria y preguntémonos por qué México no se está sumando a esta marcha.”
Y, zaz, todo pasó. En 15 minutos las mujeres que me leían ya me habían puesto de administradora de grupos en Facebook y ya me contactaban medios para preguntarme cuándo sería la marcha.
No tuve más remedio, y empecé a responder. Por fortuna se sumaron a la organización Gaby, Edith, Areli y Antonia, y pasó.
Ahorita es mucho más común ver a las mujeres autoproclamándose putas sin hacer referencia al trabajo sexual. Pero hace 5 años, no tanto. Así que marchamos con nuestros distintos entendimientos de la palabra puta. Había las que -todavía viéndola como un insulto, a pesar de que la marcha se trataba justo de quitarle esa connotación y apropiarnos de ella, fuéramos trabajadoras sexuales o no- decían que “no por vestirte de determinada manera eres puta”
Una pancarta que nunca entendí decía: “Más vale ser zorra por astuta que por puta”. Creo que expresa justo lo contrario al sentido de la marcha, pero, vaya, empezábamos a construir, y fue la manera de alguien de decidir asistir.
Otras, con más herramientas para armar el rompecabezas, se escribían por primera vez “puta” en el cuerpo. Pero todas, todas marchábamos felices con un “quiero caminar sin que me jodan” a flor de piel.
Dejo algunas fotos de Producciones y Milagros agrupación feminista A.C, que muestran lo que las palabras no alcanzan a mostrar. Me gusta reconocer a muchas que no vi ese día, y todavía más ver que fueron algunas que conocí años después.
Muchos medios de comunicación, siempre horrendos, siempre promotores de los estereotipos y responsables de clasificar a las mujeres como “las buenas” y “las putas”, solicitaban entrevistas en las que pedían que no se dijera la palabra “puta”. ¿Cómo es eso?
>>¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
el mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?>>
Otros, en cambio, nos acompañaron de principio a fin con invitaciones, entrevistas, videos, reseñas, fotos, y fueron quienes lograron que fuera enorme.
La frase que se volvió representativa de la marcha fue “No es No”. Y desde entonces se ha seguido construyendo partiendo de ahí. Gratamente he visto cómo algunas compañeras transformaron y fueron más allá, pasando del “No es No”, al “Sólo un sí es sí.” Indispensable para este mundo en el que estar inconsciente, borracha o distraída, es visto como una posibilidad para ser tocada, violada o asesinada (por puta). En el que ir caminando con una falda, es una oportunidad para que un tipo te baje los calzones (por puta) y no exista el momento para decir NO.
La marcha sigue dando. En muchos estados de la república se sigue haciendo año con año, igual que en otros países de Latinoamérica. Ni en DF ni en otros países no latinoamericanos se ha repetido, pero sí que sigue dado frutos. Hay libros, investigaciones, piezas artísticas y nuevas acciones y colectivas inspiradas en la marcha. Hasta el momento, sigo dando entrevistas para tesis universitarias, no sólo mexicanas, en donde La Marcha de las Putas DF es el tema central, y las organizadoras de la marcha de todo el mundo, en todos los idiomas, seguimos comunicadas y activas.
Lo que queda en Facebook de nuestra marcha del DF es El After de la Marcha de las Putas, en donde publicamos notas sobre acoso, cultura de la violación y otras violencias de género. Y aunque la tuvimos inactiva mucho tiempo, ycasi no le hemos dado difusión, este mundo misógino de mierda nos ha hecho volver a publicar constantemente. ¡Denle like!
Hoy se habla más de acoso que hace 5 años. No me queda la menor duda.
Gracias por leer. Por acá nos estaremos viendo.
